Conocida por su famoso baile, Argentina está a punto de celebrar el 40 aniversario de su retorno a la democracia. El país, con una población de 46 millones de habitantes, es la tercera más poderosa economía de América Latina. Sin embargo, sigue enfrentándose a una difícil situación económica, con tasas de inflación que superan el 70% anual – 7 veces más que las más altas en la historia de la UE – y casi el 40% de los argentinos viviendo en la pobreza en 2023.
Para superar los enormes problemas económicos, el actual gobierno populista de izquierdas kirchnerista (peronista) ha reforzado aún más los lazos sino-argentinos. Como segundo socio comercial después de Brasil, China en 2022 fue el destino del 9,1% de las exportaciones argentinas -soja, carne y trigo en su mayoría. Generalmente percibida como una opción con “gran potencial”, China se granjeó anteriormente simpatías al apoyar la reclamación de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas/Falkland y está indirectamente a favor de una adhesión a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Recíprocamente, Argentina apoya la política de una sola China respecto a Taiwán. Los productos chinos suponen una amenaza en la medida en que inundan los mercados y, por tanto, contrarrestan los productos del Mercosur. “La UE y los socios occidentales ven con escepticismo y preocupación la implicación cada vez mayor de Argentina”, señala Andreas Melán, actual embajador austriaco en Argentina.
El actual presidente Fernández se sumó recientemente a la iniciativa china “Belt and Road” y firmó numerosos memorandos para proyectos por un total de 23.000 millones de dólares en febrero de 2022. Las relaciones económicas chino-argentinas están consolidadas desde hace tiempo, con algunos proyectos de infraestructuras en marcha desde hace una década, pero en su mayoría los avances están estancados. El proyecto de infraestructuras más importante de China en Argentina, las presas de Santa Cruz en la Patagonia, está paralizado. Se ha visto en riesgo por impagos sistemáticos a los argentinos, seguidos de demandas judiciales y crisis sindicales. En general, el sector minero se considera la única industria que ha progresado significativamente, lo que se debe al creciente interés de las empresas chinas por el litio.
A finales de abril de 2023, Argentina anunció que pagará por adelantado las importaciones procedentes de China en la moneda respectiva, el Renminbi (RMB). Esto es consecuencia del llamado acuerdo “Swap” entre las dos naciones, acordado en noviembre del año pasado, para hacer frente a la devaluación masiva del peso argentino (ARS) – 1 USD equivale actualmente a 228 ARS. El Swap consiste en un intercambio de divisas para reforzar las reservas internacionales de 130.000 millones de RMB y una activación especial de 35.000 millones de RMB para compensar operaciones en el mercado de divisas. Con ello se pretende aumentar las mermadas reservas de divisas para cubrir los costes comerciales y los futuros reembolsos de la deuda, además de ser un requisito clave para el importante acuerdo de endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Argentina tiene una larga y turbulenta historia con el FMI, incluido el mayor préstamo dispersado de su historia: 57.000 millones de dólares- en 2018 bajo la presidencia de Macri. El acuerdo más reciente se alcanzó en 2022, por un importe de 44.000 millones de dólares, en sustitución del programa fallido de 2018, por el que el país aún debe más de 40.000 millones de dólares.
Paralelamente, Argentina está inmersa en un debate sobre los posibles beneficios de la dolarización (adopción del dólar como moneda oficial) para hacer frente a la devaluación de su propia moneda, y contrarrestar la alta inflación y la falta de confianza en el peso argentino. “La economía argentina está dolarizada desde hace tiempo en algunas áreas, y esta evolución continuará”, señala Melán. “El mayor problema para el Gobierno actual es
que prácticamente todo el mercado internacional de crédito está bloqueado para el país”. Dependiente del préstamo del FMI por tramos semestrales de dinero fresco, Argentina está atada a las condiciones acordadas con el FMI, que el actual Gobierno no cumplirá. Por ello, el país busca alternativas. La oferta de China, para que Argentina utilice parte del RMB como moneda de cambio, en el marco del acuerdo Swap, parece tentadora a corto plazo. A largo plazo, esto aumentará la dependencia ya existente del país, que a partir de ahora se endeudará en RMB. “¿Qué exigirá China a cambio?”, se pregunta Melán.
Argentina es el país latinoamericano dónde la presencia china se ve más pronunciada en el continente. “Ideológicamente, los peronistas de izquierda en el poder se ven cercanos al sistema económico chino”, explica Melán. “Sin embargo, el fuerte control estatal y la amplia regulación de la política económica y monetaria en Argentina sólo han conducido a una mayor distorsión del mercado y a un endeudamiento masivo. Los efectos positivos sobre el modelo chino son apenas perceptibles”.
Además de que China prevé el establecimiento de su moneda en todo el mundo como alternativa al USD, el bloque de poderosos mercados emergentes BRICS se presenta como un actor importante. Considerado el principal rival geopolítico del bloque G7 de las principales economías avanzadas, el grupo ha tratado de ampliar su número de miembros desde 2022, con especial interés de parte de la Confederación Argentina, entre otros 19 en total. Cabe destacar que el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) fue creado por los BRICS en 2014 y aspira a posicionarse como herramienta alternativa de crédito para el desarrollo, contrarrestando al FMI y al Banco Mundial. Brasil apoya a Argentina y quiere persuadir a los líderes para que cambien las reglas con el fin de poder proporcionar apoyo financiero a los países no BRICS, como Argentina. Es probable que el bloque BRICS se convierta en un actor relevante en el comercio y la diplomacia internacionales a través de préstamos a bajo interés que promuevan un desarrollo sostenible e integrador. Es probable que la multipolaridad se vea reforzada por este proceso, disminuyendo en el futuro la dependencia mundial de la economía estadounidense.
Para contrarrestar la influencia china en Argentina, MERCOSUR es el arma más eficaz de la UE. “La UE tiene una clara preferencia por las negociaciones de bloque a bloque para promover la integración respectiva; el único bloque que falta para un acuerdo de este tipo de última generación es el MERCOSUR. Por ello, todos los esfuerzos se centran actualmente en las negociaciones UE-MERCOSUR, con una ventana de oportunidad hasta finales de este año para finalizarlas. Esta sería la forma más eficaz de contrarrestar la influencia china a cualquier nivel”, explica Melán. El bloque MERCOSUR se enfrenta aún a importantes dificultades para firmar el acuerdo con la UE. Las exportaciones argentinas a la UE suponen 9.000 millones de dólares anuales, lo que la convierte en el segundo mercado de exportación del país. Además, el stock de IED de la UE supera los 35.000 millones de USD, lo que supone el 45% de las inversiones totales en el país. MERCOSUR y la UE firmaron un acuerdo de asociación en 1995. Desde entonces, prosiguen las negociaciones para un acuerdo de libre comercio.
Un cambio en las relaciones comerciales con China podría pasar con un posible nuevo gobierno tras la llamada a las urnas en octubre de este año. La oposición parece apoyar menos los intereses de China en el hemisferio occidental. Además, podría sacar más partido económico de los intereses de China en las exportaciones argentinas de minerales y alimentos, lo que puede dar lugar a buenas relaciones tanto con EE.UU. como con China, económico y político.
Se necesitan dos socios iguales dispuestos a participar en un baile de tango. China ha demostrado que su presencia en Argentina es poderosa, mientras que la UE y sus socios occidentales deberían concluir sus acuerdos de libre comercio con MERCOSUR más pronto que tarde para contrarrestar o equilibrar esta evolución y asegurar su influencia en la creciente multipolaridad mundial.
Escrito por Marion Moshammer; Editado por Laura Mendoza Velandia
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